Diego Costa abandonó el Atlético de Madrid a final de la pasada temporada rumbo al Chelsea. Su salida, sobre el papel, parecía traumática tanto para el club, que intentó retenerle con una oferta de última hora, como para una afición que convirtió al hispano-brasileño en el héroe de la que, no olvidemos, fue la mejor temporada de la historia de los rojiblancos.
La Dirección Deportiva del Calderón, que encabezan Caminero y Andrea Berta, se puso manos a la obra y comenzó a manejar los nombres de quiénes podían ser los sustitutos de Costa. El primer elegido fue Álvaro Negredo, aunque antes se habló con varios futbolistas de distintos perfiles. La negativa del Manchester City de bajar los 30 millones de euros que pedía por el traspaso del madrileño activó el plan B en el club presidido por Enrique Cerezo.
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